Por suerte o por desgracia, mi trabajo a turnos me obliga a madrugar muchos días. En un día habitual, puedo ir a trabajar en moto o en coche, para ello me levanto a las 4:40 y entre pitos y flautas llego al aparcamiento a las 5:35 aprox.
La ventaja es que a esas horas, apenas hay tráfico, así que hace tiempo tomé la decisión de ir en bici a trabajar,a veces solo, a veces acompañado por un compañero, disfrutando de la noche, de la carretera, del silencio en la ciudad y de la conversación y la música que llevo acoplada al Camelbak.
Voy tan iluminado que parezco un platillo volante, gracias a dos potentes focos led delanteros y uno trasero de la marca del Corte Inglés «B-Pro» Doy fe de la resistencia de estos aparatos, ya que en el salto de un bordillo, uno de los focos que estaba mal sujeto (mea culpa) salió despedido y le pasó por encima un coche. Sigue funcionando perfectamente, con algún que otro rasguño.
Mondo Difficile 